martes, 29 de noviembre de 2011
Puente cultural entre los dos extremos de la pirámide social
Qué tienen en común la legendaria mannequin Kouka, el empresario Cristiano Rattazzi, la artista Silvina Benguria, el quiosquero Enzo Morel y la líder piquetera Nina Peloso? Todos participaron, el miércoles, de una asamblea popular en el espacio Fiat Stile Italia, en el barrio de Retiro. Los responsables de la reunión fueron el artista Bony Bullrich y el piquetero Raúl Castells, dirigente del Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados (MIJD), conocido años atrás por reclamar alimentos a locales de comida rápida o supermercados, instalar un comedor comunitario en Puerto Madero y, ya con perfil más bajo, reciente candidato a gobernador de Santa Fe y a diputado nacional por la Alianza Compromiso Federal.
"Ayer a las 22.30 lo llamé a Castells y me dijo que estaba en el Chaco, en El impenetrable. Le pregunté: Castells, cómo va a hacer para recorrer 1600 kilómetros y estar mañana a las 18.30 en la asamblea? ¿Y si pincha? Me contestó: No se preocupe, Bony . Tengo muchas cubiertas. " Así, Bullrich inició la primera asamblea popular en un lugar paquete de Buenos Aires: sobre la recova de Posadas, entre Carlos Pellegrini y Cerrito, donde hasta el lunes expone una muestra retrospectiva.
No había pizza con champagne, tampoco tortas fritas. Con austeridad, y como muestra de unión entre la gente de Barrio Norte y los piqueteros del MIJD, unas promotoras ofrecían café y mate cocido.
Bony Bullrich se subió a un banquito y empezó a leer el orden del día. Dijo que una de las cosas más importantes que le pasaron en la vida fue conocer a Castells. Frente a él estaba el líder piquetero, escoltado por Nina Peloso, que llevaba vestido corto, zapatos blancos y cartera haciendo juego. Varios la ponderaron por su look. Ella daba razones: "En las asambleas siempre estaba en alpargatas, hasta con ojotas, pero acá tenía que venir bien arreglada".
¿Qué hago acá?
Castells y Bullrich compartieron sentimientos con los asistentes, gente de Retiro y Recoleta, amigos y parientes de Bullrich, y miembros del MIJD de distintos puntos de la ciudad y el conurbano, como Enzo Morel -dueño de un drugstore-, que llegó con sus dos hijas desde Lomas de Zamora.
"Al lado de los Indignados europeos, los piqueteros son una muestra de manifestación pacífica", dijo el artista plástico. Y también habló de mejorar la comunicación entre las cooperativas del movimiento (80 escuelas primarias y secundarias para adultos, 15 universidades populares, 59 centros de salud y 1100 comedores) y sumar profesionales en distintas áreas, y preparar un acto para conmemorar el quinto aniversario del primer piquete cultural alfombrado en La Matanza.
Castells, agradecido por la invitación de Bullrich, se preguntó: "¿Qué hace alguien como yo en un lugar como éste, con gente cómo ustedes?", y despertó la risa de muchos.
Hubo también felicitaciones a Peloso, recién recibida de profesora de Biología y Ciencias Naturales, y hasta condecoraciones. De hecho, las cubiertas, uno de los símbolos de protesta piquetera, el miércoles tuvieron otro significado. Es que Bullrich le entregó una cubierta dorada, intervenida por él, a la diputada electa Ramona Pucheta.
Uno de los momentos más emotivos lo aportó Castells, cuando contó cómo había cambiado su visión del mundo. O al menos de ese mundo tan particular para él como Recoleta. "Gracias a Bony Bullrich no cuereamos más a los de Recoleta", declaró con énfasis. Un gran aplauso ahogó sus palabras.
EL RELOJ DE MIRTHA
La curadora Cristina Dompé interrumpió la asamblea para invitar a marchar hasta una galería cercana, donde se inauguraba la muestra del artista Roberto Tabbush. La propuesta fue aceptada por unanimidad.
Pero, antes de terminar, los asambleístas participaron de un sorteo: el reloj que Mirtha Legrand le regaló a Peloso cuando almorzó en su programa. Como para prevenir malos entendidos y versiones que llegarían a la señora de los almuerzos televisivos, Castells aclaró que cualquier ayuda que reciben (plata, donaciones) es de la comunidad. La ganadora fue la diseñadora de joyas Anetka de la Lastra que, emocionada, confesó: "No lo puedo creer. ¡Nunca me gano nada!"
Pasadas las 20.15, Castells, Peloso y Bullrich, abrazados los tres, y un grupo de unas 30 personas, salieron rumbo a la galería El Socorro, en Suipacha entre Arroyo y Juncal. Por supuesto hubo corte de calles. Un minuto, al menos. Y de eso se encargó María Elena Leiva, con una remera amarilla del MIJD, que cortó el tránsito sobre Arroyo, frente a la iglesia Mater Admirabilis, y permitió que los participantes pudieran cruzar tranquilos.
"Entró un líder sindical", se escuchó en la galería, llena de invitados, donde abundaban las copas de champagne. "¿Es D'Elía?" "¿Es Pérsico?" "No, ¡es Castells!", se escuchó en otro rincón. Mientras, el dirigente piquetero y Nina Peloso eran el centro de todas las miradas y de todos los flashes, y objeto de muestras de cariño.
"Qué divinos", le comentó Josefina Cavanagh a su amiga Sofía Peña. Y, a una voz, exclamaron: "Son un amor".
http://www.lanacion.com.ar/1426507-primera-asamblea-popular-en-un-lugar-paquete
jueves, 5 de mayo de 2011
jueves, 31 de marzo de 2011
EE.UU busca estudiantes deportistas en la Argentina
Universidades de los EE.UU. realizarán un showcase en busca de deportistas que, a cambio de becas, jueguen en la liga universitaria del país del norte
Como sucede en las películas de Hollywood muchos chicos argentinos se pondrán una pechera e intentarán deslumbrar a los reclutadores de las universidades de los EE.UU. que llegarán al país en busca de talentos.
Nueve entrenadores de equipos universitarios realizarán durante dos días una preselección para intentar convencer a alrededor de 23 chicos para que jueguen al fútbol y al tenis en las altas casas de estudios del país del norte de América.
“Es la primera vez que vienen entrenadores a realizar un showcase en la Argentina”, dijo Arturo Castro, socio en Argentina de University Sports Program (USP) empresa organizadora que se especializa en obtener becas para estudiantes–atletas. “Esta es una gira por América latina, ya que después van a hacer la misma preselección en Costa Rica”, agregó.
Los coach que llegarán al país son de Nova Southeastern University (Florida), University of South Florida (Florida), Savannah College of Arts & Design (SCAD), Rollins College (Florida), Soka University (California), Florida Memorial University (Florida), Indiana University (Indiana), Georgia Southern University (Georgia) y Auburn University (Alabama) y buscan futbolistas y tenistas.
“En total estarán en juego alrededor de 23 becas y, obviamente, la mayoría son para fútbol” explicó Castro a El Cronista.
La inscripción cierra el 15 de abril, y se podrán anotar chicos entre 15 y 21 años que estén estudiando en el colegio o primero y segundo año de la universidad y que no hayan firmado contrato profesional con un equipo, club, agente o patrocinantes. El showcase será entre el 12 al 15 de Mayo en el Golfer‘s Country Club de Pilar.
Los chicos seleccionados, junto con sus padres, seguirán todos los trámites con las universidades y, quizás terminen jugando en la NYA, la liga de soccer universitario.
Ese fue el caso de Ramiro Cánovas que hace 11 años atrás, cuanto tenía 18 años, fue seleccionado para ser un atleta–estudiante en Mercer University, de Giorgia. Fue a jugar al fútbol y estudió de carrera de Computer Information System.
“Es una oportunidad única, acá –por la Argentina– todos queremos ser futbolista pero muchas veces hay que optar entre estudiar o entrenar, con esto tenés la oportunidad de jugar en una organización profesional y, al mismo tiempo, desarrollar tu carrera universitaria”.
Cánovas llegó a la universidad con una beca total, se alojó en el campus y pidió tener un compañero de cuarto estadounidense. “Mi inglés era bueno, pero necesitaba perfeccionarlo”, explicó desde los EE.UU. (Aunque no es necesario dominar el idioma para participar, ya que evalúan las capacidades deportivas, los atletas seleccionados que tengan un buen dominio tendrán mayor ventaja con la admisión universitaria).
Pero Cánovas una vez que perfeccionó el idioma, todo fue entrenar y jugar. “Es todo muy profesional, te dan la ropa, tenés pretemporada, se entrena fuerte y, obviamente, como sucede en las películas, si en tu último año de Universidad hacés un muy buen papel tenés posibilidades de jugar ‘soccer’ profesionalmente”.
Este año sólo vendrán a ver jugadores de fútbol y de tenis, pero ya se comenzó a programar la visita de 2012, en donde sumarían el golf como otra disciplina en donde se buscarán talentos.
“Es algo muy bueno, algo aspiracional, y ya hay más de 40 chicos inscriptos –algunos viene de Uruguay otros de Paraguay y aunque no sean aceptados en esta selección muchos quedan en nuestra base de datos, tenemos contacto con casi todas las universidades de los Estados Unidos”, dijo Castro.
Link: http://www.cronista.com/columnistas/EE.UU.-busca-deportistas-en-la-Argentina-20110331-0032.html
miércoles, 9 de marzo de 2011
Como sobrevivir al cotidiano malhumor argentino
Nada funciona bien. El bondi pasa de largo. El taxi sale carísimo. Una señora se cuela en la fila. El próximo bondi viene repleto. Hay corte y desvío en Retiro. Piquete, estruendos. Una cuadra, una hora. Buenos Aires esta hecha un infierno: ¡qué malhumor!
Hay que irse del país. Esto no tiene solución. Los políticos no sirven para nada. No hay valores. Y, según muchas mujeres, ¡ya ni hombres quedan! Vamos para atrás. Hasta el tiempo está cada vez peor. Ya no sólo mata la humedad, ahora hasta los mosquitos son mortales.
Hay malhumor en las calles por veredas rotas, por dueños de perros que a la vista de todos dejan que sus animales decoren la cuadra y luego tiran altivos de la cuerda como para que sus artistas no se contaminen con la obra.
Hay malhumor en la cola para pagar servicios porque cajeras y clientes se afilian al desgano y el maltrato, porque algunos intentan sacar ventaja en unas filas inentendibles, porque hay 30 grados y ni un solo ventilador.
Hay malhumor en la guardia médica donde cada paciente considera su urgencia lo más urgente y a lo largo de eternas esperas no hay un criterio de prioridad de atención ni alguien que asuma la responsabilidad de responder a las inquietudes básicas de enfermos doloridos.
Tampoco en el aeropuerto hay alguien que responda por los retrasos o las cancelaciones.
Hay malhumor en el tráfico de avenidas donde unos autos se tiran encima de otros, no se respetan las señales y se agrede al que va a una velocidad normal, prudente.
Hay malhumor en la tele, no se sabe bien por qué, pero todos gritan, protestan, exigen.
Hay malhumor en la esfera política donde unos y otros se hablan como enemigos, no se escuchan y agregan a sus oraciones la cuota de agresividad y de soberbia que inyecta el malhumor.
Hay malhumor en las familias porque no hay plata, no hay tiempo, no hay ánimo y abundan los problemas.
Que se vayan todos. Total, ¿para qué?. Qué va a haber futuro si ni presente hay. Esto es un caos. Nos explotan, nos exprimen. Nos tienen hartos.
¿Cómo inmunizarse frente a la queja constante y extendida? ¿Cómo mantener la esperanza en un ambiente tan contaminado por el pesimismo? ¿Cómo rescatar el aliento que se hunde en un mar de presagios apocalípticos? ¿Y cómo hacerlo sin caer en la hipocresía, el falso optimismo o una visión naíf de la realidad?
Hay razones válidas para la queja. Y muchas. Bien valen una protesta malhumorada y en voz alta. Pero cuando la frecuencia del quejido aumenta hasta convertirlo en constante, más vale pensar en alguna solución en lugar de contaminar el ambiente con nuevas razones para el malhumor.
El malhumor es tóxico, cero constructivo, frustrante. Desproporciona los juicios, las palabras, los gestos. Nubla la razón, destapa y alienta las miserias. Se parece a un aguijón que, cargado de veneno, sólo se complace cuando logra inyectarlo.
Abrirse y detenerse a observar realidades ajenas es una herramienta eficaz contra el malhumor. No es consuelo de tontos, es una virtud de los que aspiran a vivir bien. Es ser capaz de salirse de la visión egocéntrica del mundo para tener una visión realista del alrededor. Y no para convertirse en la Madre Teresa -¡quién pudiera!-, sino por lo menos para sumar a otros a la balanza imaginaria que justifica las broncas y permitir que haya un peso diferente al propio antes de emitir un quejido.
No se trata de pintarse una sonrisa, hacer chistes o cegarse ante los problemas sino más bien de evitar la rabia prolongada, el encono, la resistencia a aceptar la realidad cuando no se puede cambiar. Mirar al otro ayuda a poner en perspectiva nuestros problemas, ver el cuadro grande y reconocer de modo más exacto la dimensión de nuestro padecimiento.
Hoy el malhumor se suele solucionar con pastillas, con shopping, con caprichos o alcohol.
Hay ayudas más baratas, menos efímeras y más constructivas, como el encuentro con amigos, los buenos aromas, las buenas vistas, las películas, los libros.
Y otra fundamental: procurar celebrar más. Festejar todo lo posible alegra y contagia, genera bienestar propio y ajeno. Y no esperar a un gran acontecimiento, sino celebrar esa alegría chica que se cuela en la vida un martes cualquiera; discreta, silenciosa, casi invisible. Sacarla a la superficie y lucirla como un gran Oscar a nuestro mejor yo.
Fuente: Revista LA NACION
Link: http://www.lanacion.com.ar/1354956-malhumor
Hay que irse del país. Esto no tiene solución. Los políticos no sirven para nada. No hay valores. Y, según muchas mujeres, ¡ya ni hombres quedan! Vamos para atrás. Hasta el tiempo está cada vez peor. Ya no sólo mata la humedad, ahora hasta los mosquitos son mortales.
Hay malhumor en las calles por veredas rotas, por dueños de perros que a la vista de todos dejan que sus animales decoren la cuadra y luego tiran altivos de la cuerda como para que sus artistas no se contaminen con la obra.
Hay malhumor en la cola para pagar servicios porque cajeras y clientes se afilian al desgano y el maltrato, porque algunos intentan sacar ventaja en unas filas inentendibles, porque hay 30 grados y ni un solo ventilador.
Hay malhumor en la guardia médica donde cada paciente considera su urgencia lo más urgente y a lo largo de eternas esperas no hay un criterio de prioridad de atención ni alguien que asuma la responsabilidad de responder a las inquietudes básicas de enfermos doloridos.
Tampoco en el aeropuerto hay alguien que responda por los retrasos o las cancelaciones.
Hay malhumor en el tráfico de avenidas donde unos autos se tiran encima de otros, no se respetan las señales y se agrede al que va a una velocidad normal, prudente.
Hay malhumor en la tele, no se sabe bien por qué, pero todos gritan, protestan, exigen.
Hay malhumor en la esfera política donde unos y otros se hablan como enemigos, no se escuchan y agregan a sus oraciones la cuota de agresividad y de soberbia que inyecta el malhumor.
Hay malhumor en las familias porque no hay plata, no hay tiempo, no hay ánimo y abundan los problemas.
Que se vayan todos. Total, ¿para qué?. Qué va a haber futuro si ni presente hay. Esto es un caos. Nos explotan, nos exprimen. Nos tienen hartos.
¿Cómo inmunizarse frente a la queja constante y extendida? ¿Cómo mantener la esperanza en un ambiente tan contaminado por el pesimismo? ¿Cómo rescatar el aliento que se hunde en un mar de presagios apocalípticos? ¿Y cómo hacerlo sin caer en la hipocresía, el falso optimismo o una visión naíf de la realidad?
Hay razones válidas para la queja. Y muchas. Bien valen una protesta malhumorada y en voz alta. Pero cuando la frecuencia del quejido aumenta hasta convertirlo en constante, más vale pensar en alguna solución en lugar de contaminar el ambiente con nuevas razones para el malhumor.
El malhumor es tóxico, cero constructivo, frustrante. Desproporciona los juicios, las palabras, los gestos. Nubla la razón, destapa y alienta las miserias. Se parece a un aguijón que, cargado de veneno, sólo se complace cuando logra inyectarlo.
Abrirse y detenerse a observar realidades ajenas es una herramienta eficaz contra el malhumor. No es consuelo de tontos, es una virtud de los que aspiran a vivir bien. Es ser capaz de salirse de la visión egocéntrica del mundo para tener una visión realista del alrededor. Y no para convertirse en la Madre Teresa -¡quién pudiera!-, sino por lo menos para sumar a otros a la balanza imaginaria que justifica las broncas y permitir que haya un peso diferente al propio antes de emitir un quejido.
No se trata de pintarse una sonrisa, hacer chistes o cegarse ante los problemas sino más bien de evitar la rabia prolongada, el encono, la resistencia a aceptar la realidad cuando no se puede cambiar. Mirar al otro ayuda a poner en perspectiva nuestros problemas, ver el cuadro grande y reconocer de modo más exacto la dimensión de nuestro padecimiento.
Hoy el malhumor se suele solucionar con pastillas, con shopping, con caprichos o alcohol.
Hay ayudas más baratas, menos efímeras y más constructivas, como el encuentro con amigos, los buenos aromas, las buenas vistas, las películas, los libros.
Y otra fundamental: procurar celebrar más. Festejar todo lo posible alegra y contagia, genera bienestar propio y ajeno. Y no esperar a un gran acontecimiento, sino celebrar esa alegría chica que se cuela en la vida un martes cualquiera; discreta, silenciosa, casi invisible. Sacarla a la superficie y lucirla como un gran Oscar a nuestro mejor yo.
Fuente: Revista LA NACION
Link: http://www.lanacion.com.ar/1354956-malhumor
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